La insulina es una cadena compuesta por dos segmentos de peptidos unidos por un enlace disulfuro. La cadena A consta de 21 aminoácidos y la cadena B, de 30. Las células beta del páncreas producen esta hormona, que se libera a la vena porta en respuesta a un aumento del azúcar de la sangre. El hígado absorbe alrededor de un 50 % de la insulina de la sangre; el resto permanece en la corriente sanguínea, con una vida media de entre 5 y 8 minutos en personas sanas.
La función fisiológica de la insulina es regular el nivel de glucosa en sangre. Por lo general, esta tasa es de 80 - 90 miligramos por decilitro. Sin embargo tras una comida, y en función de su índice glicemico, el nivel puede elevarse de manera espectacular. Una comida compuesta en su mayor parte de proteínas, grasa y muy pocos carbohidratos, producirá una respuesta glucemica reducida, mientras que una comida rica en monosacaridos (carbohidratos simples, como el azúcar) causara una gran respuesta glucemica. Cuando más elevada sea esta respuesta, mayor será la presencia de azúcar en la sangre y, por tanto, mas insulina se secretara. Las comidas que hacemos habitualmente pueden elevar la concentración de glucosa en sangre a 140 miligramos por decilitro. Las células beta del páncreas son capaces de reconocer el incremento de glucosa y liberar insulina en 30 segundos, que se une a un transportador de proteína de la sangre que conduce los macronutrientes y los micronutrientes a los miocitos (las células musculares), los hepatocitos (las células del hígado) y los adipocitos (las células grasas). Al Introducir la glucosa en esas células, la insulina logra restablecer el nivel de glucosa en sangre en dos horas.
Dado que la hipertrofia es nuestro principal objetivo, nos centraremos en la actividad que desempeña la insulina en las células musculares. En primer lugar, para que la insulina tenga algún efecto en los músculos, debe unirse a un receptor de insulina. Este receptor esta compuesto de dos unidades alfa, situadas en el exterior de la célula. Y dos unidades beta, que atraviesan la membrana y llegan al citoplasma celular. Cuando la insulina se une a una unidad alfa, autofosforila (añade un fosfato) la proteína tirosina quinasa. La ahora más activa tirosina quinasa actúa como otro importante mensajero y estimula otras reacciones bioquímicas intracelulares. Una de las más significativas para los culturistas es la translocacion de los receptores Glut-4, que se desplazan del citoplasma a la membrana celular. La translocacion de la proteína Glut-4 incrementa él numero de receptores de insulina activos en la membrana celular, lo que permite que la sangre absorba más nutrientes. El resultado e s que la glucosa y otros nutrientes se introducen en la célula y desaparecen de la sangre, con lo que el nivel de glucosa en sangre recupera la normalidad. Cabe destacar que lo fundamental no es la cantidad de moléculas de glucosa, aminoácidos y creatina que llega al exterior de la membrana celular, sino la cantidad de esos compuestos que absorben los transportadores celulares. En los miocitos, existen dos transportadores de glucosa, los Glut-1 y los Glut-4. Se considera a las proteínas Glut-1 los transportadores básales de la glucosa porque su presencia en la membrana celular no varia. En otras palabras, las células musculares poseen un numero determinado de proteínas Glut-1 en la membrana celular para transportar glucosa. Sin embargo, las proteínas Glut-4 reciben el nombre de transportadores inducibles de glucosa, pues se desplaza a la superficie de la célula en respuesta a la insulina o a la contracción muscular. De echo, el ejercicio físico aumenta él numero de proteínas Glut-4 de la membrana celular y, por consiguiente, la sensibilidad a la insulina. Los deportistas deben tener presente que, cuando se trata de maximizar el desarrollo muscular, inducir un pico de insulina en el momento oportuno puede marcar una diferencia decisiva.
Fuente: fisicoculturismo.net